Ayer tuve una gran alegría. Una de las plantas se heló este invierno y lo sentí mucho por tratarse de un regalo.Pero,cuando me puse a sacar su tronco seco, me dí cuenta que muy profundamente estaba rebrotando y que no se había perdido como yo creí en un principio.
Algo parecido nos ocurre a nosotros, cuando pensamos que algo de valor se ha secado o perdido, nos damos cuenta que sólo tenemos que remover y abonar un poco la tierra para que vuelva a florecer ¡Es tan valiosa la vida!
El amigo de Rufo.