A un vecino de la ermita se le escapó un periquito y no ha podido recuperarlo.Siempre iba en su hombro hasta que decidió irse y no supo volver. Macario le ha ofrecido uno de la última puesta, que ya tienen plumas y pronto comerán solos.Esperará una semana o dos para llevarselo. No será lo mismo, dice Macario, pues un animalito no reemplaza nunca a otro, cada uno tiene su forma de ser y se le quiere de manera distinta, pero mejor eso que nada.
Ahora comprendo como pese a estar yo en casa, cada día va Macario detrás de la ermita para visitar a su anterior perro, Lola, que está enterrada allí.Y es que es un sentimental.
Rufo.