Hoy aprendí una "palabreja" nueva: Contractura. Desgraciadamente, pues es Macario quien la está pedeciendo. Él dice que no le extraña que después de llevar el mismo cuerpo durante 68 años, es normal que no funcione ya muy bien. El caso es que apenas puede moverse. El doctor le ha recetado un antinflamatorio y unos analgésicos, pero sobre todo reposo y PACIENCIA... (no es mal consejo para un monje) así que lo tenemos más "contemplativo" que nunca. Será una buena cura de humildad, pues se dará cuenta de que el universo no se descoloca aunque él esté inactivo y que todo marcha en la casa relativamente bien, es decir, como siempre.
Rufo
Rufo, por favor, diz a Padre Macário que ele precisa mesmo de um "tempo" para restabelecer as forças.
ResponderEliminarCuide dele - em nosso nome, por favor, pois estamos "lejos".
Espero que usted possa ser um "enfermeiro" exemplar. Saludos a tu, Bruno e ao querido Macário, desde Brasil.
Diga a ele, que não esquecemos dele, nunca!
Mas, aqui, siempre, somos poucos para tantas coisas.
Por que será que vida de monge é tão agitada???
Decile que aprenda a relajarse como las fotos de los gatitos al lado, esos sí que no se contracturan nunca!!! Abrazo para todos. Lis
ResponderEliminarHola, Rufo! Envíale un saludo de mi parte y que deje todo en las manos del Señor. Pronto mejorará.Cariños para ti, Rufo. Me encanta tu blog.
ResponderEliminarMe contaron en una ocasión hace unos años,que un postulante fué a un monasterio cisterciense con la intención de profesar algún día. Al poco tiempo, lo vieron sentado en un taburete diciendo: "Voy a contemplar"
ResponderEliminarCuentan que el maestro de novicios le entregó una azada y lo mandó "cariñosamente" al campo... a trabajar.
Muy buena anécdota, Hieromonje Macario. Gracias por publicarla. Saludos
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